Aunque pueda parecer contradictorio, mojar el rostro con agua del grifo no es beneficioso para la piel.
La razón es que el agua del grifo suele ser “agua dura”, es decir, contiene una gran cantidad de minerales, que, con el tiempo, sobrecargan la piel y pueden agravar alteraciones cutáneas.
En muchas zonas, el agua también tiene un alto contenido de cloro, que queda en la piel y en los poros, lo cual resulta especialmente perjudicial si se repite varias veces al día.
La mayoría de los filtros de agua eliminan minerales, cloro y otras sustancias del agua del grifo, lo que mejora notablemente su calidad y protege la piel a largo plazo. El agua mineral o embotellada también es una buena alternativa.
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